En los tiempos que corren gran parte de
nuestra vida social está guardada en nuestro teléfono móvil. Guardamos en él
correos con nuestros conocidos, conversaciones completas en mensajería
instantánea con nuestros amigos; a todos
nuestros contactos y amigos en redes sociales. Por eso cada vez que nuestro
teléfono vibra nuestra vida social se enciende haciéndonos sentir parte de
algo. Cada vez que ese aparato suena muchos se sienten rodeados de personas.
Sin embargo, aquello no es igual para todos. Mi teléfono no suena muy
seguido, porque en mi vida no hay mucha gente.
Mi cuenta en las redes sociales tiene más falsos conocidos (gente a la
cual nunca he visto en persona y que en realidad no conozco) que personas de
verdad. Y a casi todos los que considero mis amigos, el tiempo, la distancia o
el des interés ya los apartó de mi vida.
No todos tenemos tanta gente de la cual podamos decir que somos parte de
su vida. No todos tenemos tantos amigos o conocidos con quienes compartir a
cada momento. Somos muchos los que cuya vida está más rodeada de cosas que de
personas.
Por eso, a veces, muchos de nosotros sólo buscamos encontrar a
"esa" persona soñada con quien ser feliz. Una sola persona que llene
nuestras expectativas y lo que hemos soñado toda una vida. Una sola persona
que, quizás nunca aparezca.
Por eso me extraña cuando algunos lloran por no poder tener a aquella
persona que quieren, y se olvidan de contar a todos los amigos y conocidos que
desde ya tienen a su lado.
Y es que al final yo me pregunto, ¿quiénes tienen una vida más triste?
¿Aquellos que todavía no cuentan con un sólo entero? o ¿aquellos con ¾ de su vida ya completa?
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