
¿Y qué quieren las mujeres? Ciertamente algo distinto a lo que quieren los hombres.
¿Se vale entonces intercambiar deseos por deseos?
¿Interes por interes?
Una complacencia recíproca que mantenga las almas sin daño pero bajo engaño.
Los principes no existen y las principesas tampoco...
No existen, ¿cierto?
Lo único que queda entonces es encontrar una sinceridad que te regale lo que deseas... a cambio de los suyos.
¿Se vale entonces intercambiar deseos por deseos?
¿Interes por interes?
Una complacencia recíproca que mantenga las almas sin daño pero bajo engaño.
Los principes no existen y las principesas tampoco...
No existen, ¿cierto?
Lo único que queda entonces es encontrar una sinceridad que te regale lo que deseas... a cambio de los suyos.